sábado, 6 de febrero de 2010

Ausente manía...

Otra historia de amor que difiere de la realidad atrae mi atención por el tema central de la novela. Mientras llega el amanecer evoco aquellas proezas realizadas por los amantes en la narración de cierto escritor que encuentro simplemente indescriptible. En el curso de la narración, te presentas en medio de una frase del insaciable y venético amor que engalana dicha obra; y de pronto me pierdo en un mundo alterno donde estás a mi lado.
Llegas sin decir más, y te acercas a brindarme una muestra de afecto proveniente de aquellos brazos que conozco de memoria. Tu cara se refugia entonces entre mi hombro izquierdo y mi melena rizada. Acercas esos dulces labios a mi oído para extasiarme con un suave susurro el secreto que ambos compartimos. La tarde anuncia una mejoría del clima, y el cielo de colores vivos en tonos azulados y rosáceos brinda la armonía perfecta para ese ansiado acuerdo del pasar de la vida. Sonríes mientras buscas la frase exacta que estoy leyendo y me divierto mientras llevas a cabo tu hazaña. Alguna vez te dije que adoraba las novelas románticas, y ésta sin ser la excepción, es una de las máximas historias secretas que narran la mágica hermosura de un desenfrenado amor entre dos personas completamente distintas. Tu dedo señala una frase que apunta a la loable descripción de la mujer, y acto seguido me regalas un beso en la mejilla. Tomó tu mano con la mía, y niego con objeto de indicarte la oración que he terminado de leer. Ésta señala el comportamiento del ser humano en el conocimiento del otro, creando esperanza en que poco tiempo basta para ello.
- Es lo que ocurre con nosotros, no hace falta tanto tiempo…
Cierro los ojos y pierdo por un instante aquel rostro lleno de ternura y bondad, pero en su lugar encuentro la unión de nuestros labios que despiertan sensaciones antes desconocidas en mi ser. Paz, plenitud, felicidad… Termina con una sonrisa de mi parte, y un te quiero de esos labios que tanto extraño a tu partida. Una tenue pero vehemente ventisca ocasiona mi afán por no querer dejarte ir. Me levanto de la plácida terraza en la que disfrutaba de mi lectura en compañía de un té exótico y el infaltable cigarrillo que completa el paquete de goce literario, dejando éste último en el cenicero de la mesa. Sin pensarlo más, me abalanzo en ese joven que inunda mis pensamientos, y mis brazos rodean el cuello de su chaqueta negra. Sus brazos rodean mi cintura mientras su mirada derrite cada parte de mi cuerpo. Mis rodillas aún tiemblan un poco, sin embargo él me sostiene con la fuerza necesaria para sopesarlo. Verme reflejada en esos bellos ojos color marrón disipa todo lo que existe a nuestro alrededor. Aquella caricia en afán de contener mi cabello tras la oreja se prolonga indefinidamente. Sonríes. La vida podría seguir sin más, puesto que esta cumbre instantánea en la felicidad supera mis expectativas creando el destello temporal idóneo en mi presente. La locura del amor se ha presentado en el guión de nuestra historia.
- Adoro todo de ti – me dices impulsiva y tiernamente
- Yo te adoro a ti – respondo en forma dulce a cambio
Despierto de pronto de aquella agridulce fantasía, causando cierto pesar y conmoción en mi persona, a tiempo de que el vacío de tu compañía acribilla mi frontera cerebral en la que tan ininteligibles pensamientos dan paso a la creación de otros varios más en el ciclo vicioso de la ausencia y de ti. Entonces el principal miedo que se presenta como resultado de aquel coctel ideático se enfatiza en esa lucha desenfrenada por no perderte, cuando ni siquiera he logrado de forma relativa tenerte sólo para mi.

1 comentario:

Anónimo dijo...

luego es mas bonito imaginar,
pero no cuando eso te hace
daño, por qué no solo le
dices lo que pasa y ya?
quizas el tmbn tiene miedo,
no has pensado en eso? igual
deberias intentar ver bien
que hay de su parte... estaria
idiota si no sintiera algo,
bueno, eso en mi humilde punto
de vista. En fin... la vida.
E.