viernes, 27 de febrero de 2009

La carta

Anhelaba un beso sincero, una caricia de aquellas manos, un abrazo que dijera que todo estaría bien. Sólo una mirada bastaba para entender el mundo, una sonrisa para aliviar el dolor, palabras de afecto para demostrar que no se encontraba sola. Este viaje era más que complicado en toda aquella vida tan elaborada. No permitíase sentir, sin embargo era lo que más deseaba. Imaginaba tener la capacidad de ser lo suficientemente libre para no poseer ataduras, y al mismo tiempo las quería. Su mundo era ahora el tener ese compañero que fuese a todo momento o circunstancia de su mano, encontrando cualidades y defectos, pero amándolo.

Sólo ello deseaba. El único y más honesto sentimiento era lo que toda aquella vida aguardó encontrar. No hubo prueba alguna de que así hubiese sido, sin embargo, por los pasajes que se saben de su vida, hubo algún ser, en determinado momento, que llegó a cumplir con la mayoría de sus expectativas. Dicen que la fortuna no pintó bien, y de ahí en adelante, con un rompimiento que le pegó hasta el alma, cambió por completo. Toda aquella personalidad jovial pasó a convertirse en la más triste de aquellas almas habitantes de este mundo, hasta que en cierto punto, no pudo más con ello. La gente dice que fue muy triste. Llantos y ruegos de que estuviera bien salían de la ventana de la habitación en la que la mantenían en recuperación. Las visitas eran comunes para estos días, y todos se retiraban con el mismo semblante desconcertado.

Uno de esos días de espera y dolor, un joven se presentó a la residencia. Quizás tendría unos veintitantos años. Era de piel clara y aspecto un tanto lúgubre, sin embargo, poseía cierto encanto, de esos que hace que se convierta en receptor de miradas de asombro. Sus ojos claros, fijos y penetrantes, inspiraban cierto estado de miedo que se reflejaba en las personas que lo observaron caminar desde el corredor hasta la puerta de la habitación. Y entró. Cerró la puerta, y pasaron alrededor de tres horas, cuando sin más, salió. La escueta gesticulación de su parte y su poca expresividad daban señales de que en realidad la joven no había salido del estado en el cual se encontraba.

Después, el secreto corrió a voces entre las personas de servicio. La chica tuvo una mejora increíble, y poco a poco comenzó a salir a tomar el aire fresco en los jardines de la casa. Parecía ser que aquel joven que unos cuantos días fue de visita, influyó de cierta forma extraña en aquella recuperación repentina. Existían muchas teorías, sin embargo la que más se apegaba a la realidad, era que aquel chico había sido el causante de la enfermedad, y ahora venía a equilibrar la situación.

Al poco tiempo llegó una carta para la señorita. Cuando el mayordomo salió de la habitación, un inesperado desenlace estaría por suceder. Dicen que tomó lo primero que encontró y se lo bebió, teniendo un efecto con el medicamento que estaba tomando. Otros cuentan que se aprovechó de que nadie se encontraba en la habitación para utilizar el arma de caza con la que solía salir con su padre los fines de semana. Algunos más aseguran haberla visto saltar de aquel balcón del que muchas veces se le veía contemplar el jardín, y las afueras de la residencia, como esperando a alguien. Finalmente, la última de las explicaciones era que utilizó algún objeto punzante para las marcas de sus frágiles y blancas muñecas.

Yo creo que fue la tristeza. Aquella carta, sin embargo, tuvo gran efecto en lo que ocurrió. Hoy día todavía pueden escucharse algunas historias en referencia a lo que el sobre contenía. Sin embargo, nadie logrará tener la certeza de lo que decía el mensaje, a excepción de ella, quien se llevó el secreto hasta lo que sería el triste y tajante epílogo de sus días.

martes, 24 de febrero de 2009

Vacío emocional

Y te extraño.

Quisiera no hacerlo, pero lo hago. Y es que dime... ¿cómo olvidar?

No puedo responder esa pregunta. De alguna forma, los recuerdos de aquel pasado, y el tiempo que me lleva andando hacia lo que se dice mi futuro, no me permite dejar a un lado todos aquellos días a tu lado, aquellos atardeceres contemplados, aquellos amaneceres en tus brazos. No logro dejar de lado todo lo que a tu lado fui, todo lo que me permitiste conocer de mi. Esa ráfaga de emociones, de instantes fugaces, que se apropariaron de mi ser. Fue tan extraño cómo fue que sucedió, pero ahora que lo rememoro, analizo y reflexiono, puedo afirmar que, efectivamente, fue amor.

Sí, de cierta manera inverosímil, fuiste poseedor de todo aquel cúmulo de sentimientos y emociones dentro de ese corazón que poco se atrevía a vivir. Tuve, de una forma inesperada, infinidad de detalles que embriagaron mi alma de aquello a lo que no lograba asignar un nombre. Reviviste cuanto se encontraba muerto en mi interior. Declaraste, con aquella sonrisa inolvidable, con tu tierno "te quiero", con tu beso sincero de aquellos labios, que existía lo que siempre soñé....

Simplemente, se vuelve imposible desvariar con todo aquello que me brindaste. Inesperadamente, llegué al punto en que lo importante no era el final, sin todo el proceso. El destino, accidentalmente, tomó parte secundaria en la novela de mi vida. No importaba si estabas hecho para mi, si eras aquella alma gemela, o el príncipe azul tan deseado desde mi edad pueril. Eras tú, y sólo eso bastaba. Olvidé por completo aquellos paradigmas establecidos, las creencias fervientes de vivir, las reglas y seguimientos. No fui más que una inexperta joven deseando absorber cuanto estuviera en su poder.

Pero te faltó conocerme más. Te faltó darte cuenta de que soy un alma vieja que adora vivir del pasado, tener la sagacidad de entender mi personalidad voluble, de sentir más .... mucho más de aquello que afirmabas. Es cierto, que llegaste en un momento más que inesperado, es cierto, que poco a poco ganaste más de lo que imaginé, gracias a tu sutil acercamiento. Sin embargo, así como llegasté, permitiste perderme, abandonaste tanto por lo que habías luchado. No te culpo, ya que sé es casi imposible lidiar con todo aquello que traigo dentro. Aún así, creo, y tal vez, anhelé y esperé más de ti.

Fue entonces que te perdí. Instantáneamente pasaste a ser parte de aquel pasaje de mi vida que hoy en día, contemplo como uno de los mejores. Ya no habría más de ti y de mi, ya no habría nosotros. Mi mundo de hadas rosadas, se encontró con aquel oscuro lugar, que la dirigió a un viaje sin retorno al vacío.... Al vacío emocional en el que hoy día me encuentro.

Recuerdos finalmente. Tengo una adicción hacia ellos y tener un poco de ti al volver a vivir todo aquello a tu lado, en mi pensamiento, me permite de algún modo sentir cierta cercanía. La verdad es, que intento tenerla... aunque sepa por todos los modos, que no volverá a ser así.

viernes, 13 de febrero de 2009

El último día

Si este fuese mi último día... definitivamente tendría una lista de cosas por realizar. Aunque, quizás sea de las personas que lo dice todo cuando lo siente, en definitiva tendría que aclarar algunos asuntos pendientes. Y es que, si mañana ya no estuviera, primeramente, no dormiría la madrugada haciendo un disco con canciones para las personas más especiales a lo largo de mi transcurso llamado vida. En él escribiría una nota con todos aquellos agradecimientos, y entonaría aquellas canciones que son parte de la historia con cada una de aquellas personas. Sin dudarlo, también escribiría algunas cartas con disculpas sinceras a algunos otros, en las que les deje claro que mi viaje no fue lo suficientemente largo para declarar todos aquellos sentimientos de arrepentiemiento en el momento indicado.

Sin pensarlo, cantaría al amanecer una de esas canciones que renuevan el alma; iría a la escuela pero a despedirme de aquellos que tuvieronn efecto en mi vida por alguna situación, y en seguida me dirigiría al último de mis viajes en compañía de mi mejor amigo, hablando de todo aquello que fue la vida, lo que me dio, lo que me privó, pero sobre todo lo que me enseñó. Me encantaría visitar un museo, recibir un detalle de algun artista citadino, y caminar a lo largo de las calles centrales. A mi regreso, una comida en compañía de mi familia, con pláticas triviales, y para terminar, una fiel muestra de cariño hacia ellos, regresando a la ciudad que habito. Después, una larga charla en un lugar íntimo, donde todo aquello que he deseado externarle a aquella persona hiciera gala de aparición. Sin dudarlo, le robaría ese beso tan deseado, y comtemlaría aquella puesta de sol que me hiciera llorar, a su lado. No me cansaría ni por un segundo de los abrazos, buenos deseos, besos y apapachos hacia las personas que acostumbro brindarlos, y también a las que por alguna u otra razón, ya no lo hago. Me tiraría de bruces al silencio de la noche mágica y estrellada, mientras disfruto de uno de mis tantos cigarrillos que mantienen mi mente pensantiva y nostálgica. Vería el capítulo de mi serie favorita disfrutando aquellas risas tan similares a las de antaño, a las de infancia. Me detendría a sentir cada pisada, cada respiro, cada mirada...

Creo, en definitiva, que preferiría estar en mis completos cinco sentidos, sin algún motivador o agente de cambio en mi cuerpo. Tomaría mis cosas, que no habrían de servirme mucho en el viaje, y emprendería el vuelo más allá de las fronteras, escribiendo una historia llena de recuerdos y elementos mágicos, afirmando lo imortantes que han sido en mi vida. Escucharía la historia de aquel viejo que en el parque, me contara de lo bella que fue el amor de su vida. Adoraría escuchar el susurro del silencio, la melodía de los violines, la fuerza de aquel corazón...


Si... si hoy fuese mi último día... tendría tanto por hacer, que finalmente un día no me bastaría para completar mi ciclo en este mundo, y tendría que resumirlo, en vivir al máximo ese día que para mi.... sería el más mágico y sutil....

lunes, 9 de febrero de 2009

Un espacio de luz...


Es curioso. Quizás no sea el pensamiento que a todo momento embarga mi alma, sin embargo, cuando se apropia de ella, se siente bien. No sé porqué, la realidad es esa, pero puedo afirmar que cada que tengo un pequeño momento a su lado, mi vida toma espontáneamente otro color. No puedo decir que es efecto de algún sentimiento en mi interior, porque ni siquiera puedo declarar que exista, sin embargo, el tener buenas charlas a su lado mantiene mi lado positivo en su máximo. No le he adjudicado una canción, o relacionado con algún otro elemento que lo haga presente en mis días, y de alguna forma, llega inesperadamente. En términos generales, podría compararlo con aquel primer rayo de luz que entra por la ventana; tal vez no está presente todo el día, pero siendo el primero mantene su efecto en cierta parte del mismo, y cuando lo hace, reconforta de sobremanera.

Entonces podré llamarlo mi primer rayo de luz. Ese auténtico e indescriptible que sin saberlo, causa tanto en mi ser. No sé por cuánto tiempo lo logrará, pero estoy segura que el tiempo que perdure traerá con él más de lo que imagino. Será era lucecita, que para bien o mal, me hará recordar que la vida es sólo una, y que de ella hay que aprovechar todo lo que nos otorga, que los buenos y malos momentos ocurren por algo, y que en algún momento, sin tener idea la fecha y lugar precisas, algo muy bueno ocurrirá.

martes, 3 de febrero de 2009

Tan diferente...

Después de algún tiempo de dejar esto, he encontrado una nueva razón para escribir. Sé que quizás, cursi como todos mis escritos, tiene tanta miel como un panal de abejas, sin embargo, hoy fue un buen día. La inspiracón, nuevamente... donde uno menos espera encontrarla...

Era distinto. Diferente a todos los demás que pudieron llamar su atención. El típico chico malo, sin ese aire tierno y encantador, que sólo ella lograba encontrar en toda esa armadura del chico sin corazón. Alto, de tez blanca y con un acento que la maravillaba. Sin duda, lo que más apreciaba de aquel chico, eran aquellos vagos pensamientos que en ocasiones le compartía. Quizá fuese el mal tiempo, o quizás la rutina diaria que estaba absordiendo con el pasar de los días, pero de lo que no hay duda, es que de alguna extraña e incierta forma, ella lo vio, ahí, permaneciendo inmóvil, entre toda aquella multitud colegial, y con un encanto peculiar, que le abrió los ojos a un nuevo mundo.

Tal vez lo que la conmocionó, fue el hecho de que iba en contra de todas sus reglas, de todos aquellos lineamientos a seguir en su travesía por recorrer llamada vida. Esto, hasa cierto punto, la aterraba de sobremanera, porque se encontraba fuera de control... fuera de su control. Sin embargo, al mismo tiempo le otorgaba un poco-mucho de aquello a los que los chicos de su edad llaman aventura y peligro.... Estaba gozando por primera vez de aquello que significa comenzar de nuevo, tomar riesgos yafrontar lo que suceda.... Estaba permitiéndose una maraña de sentimientos y emociones que antes no había logrado experimentar. Era capaz por primera vez de dar vuelta a la página sin problemas para comenzar una nueva historia que estaba por escribirse.

Nadie sabría lo que estaba por suceder. Lo único cierto, era que aquel corazón, estaba dejando poco a poco su pequeña coraza, tan fría y hostil, y estaba permitiendo que un poco de ese calor lo cobijara, lo impregnara de nuevas risas y llantos, otorgándole, la oportunidad de dejar a un lado, en aquel baúl de los recuerdos, todos esos sus más íntimos secretos dolorosos....