martes, 13 de enero de 2009

Noche estrellada

Un frío intenso recorrió su cuerpo. Toda muestra de dicha fue borrada de aquel semblante. Ya no había más risas... sólo lágrimas que recorrían las mejillas de la chica. Dolor... inmenso dolor por la pérdida sufrida. El vacío ocupaba todo el espacio en la marea de secretos de aquel corazón. Cabizbaja, muda y con la vista hacia el infinito. Le costaba imaginar su vida de forma diferente a como lo había vislumbrado. Era imposible que en unos cuantos segundos se le escapara el gran baúl de sus sueños derramado entre los dedos de aquellas suaves manos. Dificultad al respirar... respirar el mismo aire que seguramente él respiraba. Sentada en la terraza de un café, con la única posesión que le permitía hacer tangible todo ello... un clavel blanco.

Su fiel compañera, la había dejado aquella noche al olvido. No brillaba ni permanecía constante; al contrario, no compartía su pena y le había dado la espalda. Dejó de ser la cómplice de aquel loco y efusivo amor, sin corresponder a las miradas y pensamientos llenos de inspiración, donde la distancia parecía no ser problema. No estaba ella, tan grande y serena, quien les permitía sentir un lazo más fuerte. No brillaba más. Se había ido dejando a su paso una noche estrellada, nada más.

Pero tampoco brillaba para él. Quizás, se había ocultado para dejar a los amantes solos por una noche. Si no brillaba para ella, tampoco estaba para él. Él, quien podría salir a tomar aire fresco por los callejones de la pequeña y pintoresca ciudad, esperando consejo de su menguante amiga. Esta vez, no la encontraría para poder percibir, por un sólo momento, la presencia etérea del bello ángel que, sin más, dejó escapar. Se repetía así mismo, que no había sido una ilusión, que existió, y que irremediablemente destrozó aquel corazón.

Pobre corazón... tan dañado, tan cansado, tan lleno de cicatrices y heridas recientes. Pero la herida más reciente, la herida más dolorosa y cruel, había sido la causante, de que éste, dejase de latir.

jueves, 8 de enero de 2009

In memoriam...

El sentimentalismo se apoderó de mi cuando sin buscarlo me topé con algunos recuerdos tangibles de aquella etapa que marcó mi vida. Dedicado a todas esas personas que fueron parte de este pasaje de mi novela, y un agradecimiento en especial a las que dejaron una huella imborrable en ella.


Aún recuerdo aquellas risas provenientes de nuestro lugar de almuerzo. Inmensas y ruidosas carcajadas que amenizaban la charla y mañanas del receso. No se escapan, claro está, esos juegos de pelota en lugares prohibidos y a horas indebidas personificados por buenos amigos. La hora para llegar a casa siempre podia ser aplazada por el entrenamiento de fútbol apreciado cada tarde, y cuando había juego mucho mejor, pues la encargada de la porra era indispensable. Confesiones públicas y privadas por aquellos pasillos en los que quedaron plasmados infinidad de secretos y ocurrencias. No podrían faltar las escapadas de algunas clases para tomar una siesta o ir a desayunar con los "cuates". Que si me gusta, que si no... el amor platónico hizo gala de aparición. Los recaditos, las cartas, los detalles y obsequios en el cumpleaños. Los juegos y las risas... los llantos y quebrantos compartidos hacia aquellos compañeros que en el transcurso llegaron a convertirse en hermanos. Lugares que se volvieron clave para las declaraciones, discusiones, reconciliaciones y finales. Espacios que absorbieron la esencia de aquellas almas, que fueron víctimas de la experimentación de nuevas sensaciones y emociones. Sinfín de aventuras vividas con los personajes que se volvieron los estelares de la historia, aprendizajes proporcionados en el momento menos indicado, tanto por pequeños y mayores. Nuevas experiencias y malas acciones; todas con la esencia de la mente joven. Drama, misterio y corazón. El primer amor y lo que el viento trajo con él. Compartir las dichas, consolar aflicciones y apoyar en los problemas buscando soluciones. Canciones entonadas a una sola voz, con ese aire despreocupado que tanto solía agradar. Escenas... tan emotivas escenas al apreciar cada mini filme creado, cada cartel firmado, cada ritual fotográfico. Relatos donde la cordura y necedad tomaron el papel principal. Y al pasar de todo, el tan indeseado final. Decir adios a la vida que esas paredes creó. Expresar de mil y un maneras el afecto por quienes estaban por partir. Tratar de implantar en aquellos seres un poco del destello propio, siendo todo este proceso una mutua aportación de luz. Es de esta forma, que el levantar las copas y brindar por lo que fue, pero sobre todo por lo que habría de suceder, fue la escena final de aquella magnífica etapa que por siempre guardaré en mi ser.

martes, 6 de enero de 2009

De la ausencia...

Quise que fuera distinto esta vez. Quise cambiar mi personalidad, dejar a un lado lo elemental y lógico para dar paso a la espontaneidad. Quise vibrar con cada uno de aquellos afectos, interpretar todos esos mensajes. Quise dejar a un lado todas aquellas ataduras que no me permitían ser lo que realmente soy. Quise buscar nuevas respuestas, ineractuar con gente nueva. Quise embriagarme en otros labios, y contemplar nuevos mercados. Quise que mi panorama fuera más amplio, abriendo mis horizontes hasta terrenos lejanos. Quise invocar nuevos seres extraordinarios, y asimismo intenté creer en nuevas religiones. Quise probar otros sabores de helados, y saborear hasta el que menos pensé. Quise sentir, por primera vez lo deseé tanto. Quise ser partícipe de un amor de verano, quise entregarle mi corazón al primer ser humano, quise pensar que eras parte de mi viejo libro olvidado. Quise tratar de dejar todo aquello, de aprender de los buenos y malos momentos. Quise aplaudir ante la escena más emotiva, y derramar sólo una lágrima con la canción desencadenada. Quise vivir nuevas experiencias, valorando el beneficio de la autodependencia. Quise admirar una puesta de sol que me llenara con su calor. Quise bailar bajo la lluvia en compañía de mi locura. Quise adorar la noche estrellada, pues me brindaba una cercanía lejana. Quise devorar pilas de libros para hacer frente a mis enemigos. Quise por una vez ser una niña mala, y fui envuelta por una trampa. Quise cantar sin cesar, y las lágrimas me impidieron terminar. Quise amar inigualablemente, y lo único que logré obtener fue una mentira silente. Quise suspirar de forma inconciente y sólo pude ser indiferente. Quise pensar que todo sería mejor y no hubo algo que cambiara mi opinión. Quise aparentar que todo estaba bien, y me rendí ante tal situación, pues era imposible ganar contra tres. Quise borrar todo recuerdo que dañara, pero todos se convirtieron en las cicatrices de mi alma. Quise escuchar nuevas líneas, creer aquellas frases, y sentir ese vuelvo en el corazón que tanto esperé. Quise anhelar, volar hacia mundos nuevos y reconocer a quien estaba frente a mí.Quise una historia, cómo la anhele. Quise que alguien me dijera que las cosas estarían bien, que no había porqué preocuparme, que todo iba a pasar. Quise creer que todo tiene un porqué en esta vida, y que quizás si no es hoy... será mañana. Quise aprender de la vida, sin que me diera la espalda. Quise trotar cuando ni siquiera caminaba. Quise apropiarme de un cúmulo de emociones de la manera más abrupta posible, pensando que así lograría encontrar la solución pefecta. Quise dar un giro total a mi vida, quise impedir que ésta se me resbalara como agua por mis manos. Quise llorar, quise reír, quise crecer y quise vivir. Quise soñar que no caminabas conmigo... pero me di cuenta que tu ausencia es en realidad lo que a diario vivo.

lunes, 5 de enero de 2009

Una historia como tantas

Una de tantas escenas observadas a través del parabrisas. Podría ser escogida al azar, sin embargo, cada una tendría su propia historia. De una forma peculiar, lograba hacer suya cada escena, con la ayuda de un poco de inspiración causada por el conductor.

Imaginaba la vida de aquella niña de tacones altos que recorría la acera al lado del camino. Pensaba en que su vida quizás sería desafortunada, siendo presa de ese algo que le robó su inocencia, y que de forma premeditada las cartas jugaron en su contra. Ya no habría más helados o juegos de pelota, y tal vez los amores de adolescencia no existieron; tuvo que cambiar ello por maquillaje y vestimenta de mujer. Aquellos destellos de infancia se habían quedado atrás. Tan sólo vestigios de la ingenuidad perdida.

La conmoción causada por aquel vago pensamiento la dejo perpleja, sin embargo, mostrábale un mundo real. La música la distrajo y borró de su mente aquello. Recargó su mano sobre la del conductor y un frío escalofrío recorrió su cuerpo. Ella era afortunada al tener oportunidades que le permitían gozar de una vida confortable. Recibió un beso en la frente por parte de aquel joven, mientras su mirada se perdía a través del parabrisas, cargada de un cúmulo de silentes lágrimas.

domingo, 4 de enero de 2009

Sin palabras...

Callado... sutil... discreto de una forma inexplicable. Es el secreto compartido por dos desconocidos que se encontraron en un camino en común. No hubo intereses propios en la búsqueda del objetivo, podría decirse que fue casi meramente casualidad. Pensando contrariamente a la razón, las miradas se cruzan, las sonrisas se encubren, y un tono de normalidad finge el panorama. Nadie lo sospecharía; es un buen comienzo. No habría delatores, ni espías, cómplices o afectados. Quizás... quizás existiese un afectado... o quizás, es sólo el cuento que hay que decir para la elemental falsa verdad.

Lo haya o no; el hecho es que la atracción es innegable, la química constable y la afinidad inigualable. Quizás lejos, pero más cerca que antes, aquellas miradas entre risas y brindis, les permiten expresar mucho más. Ella se levanta, sale por un momento del salón... se dirige al jardín. Minutos después, el joven alto y de piel apiñonada se acerca, en compañía de algunos colegas. Ella observa una niña colocando una muñeca en su regazo, y su mirada se pierde en el infinito...

Instantes después, se encuentran platicando en medio de la algarabía infantil. De pronto, y al parecer sin intención alguna, el chico roza la mano de ella, y permanece inmóvil esperando reacción. Ella no se mueve, pero sigue con la plática. Es entonces, que su osadía hace gala de aparición, y trata de enlazar uno de sus dedos con los de aquella delicada mano. Ella continúa charlando permitiendo tal atrevimiento. De esta forma, es que sentados en aquellos columpios de infantes, meciéndose bajo la sombra del viejo árbol, su dedos se entrelazan permitiéndole un nuevo inquilino al corazón.

viernes, 2 de enero de 2009

l.o.v.e.

¿Y qué somos, sino momentos? Podría decir, claro está, que prefiero algunos más que otros... Lamentablemente, aunque lo desee de esa forma, a veces es imposible pasar por momentos como la decepción amorosa. Esa arpía que deja al ser repleto de dolor y pesadumbre. La cual pareciera disfrutar y tener esa sed de venganza de la alguna vez vivida, felicidad. Y es que por más que uno trate de escapar de ella... por más que se luche por no ser alcanzado, la huída siempre termina sin llevarse a cabo, con la única esperanza de ser salvados de las garras del enemigo, por el amor verdadero.

La espera puede llevar de uno a infinidad de días. Se recomienda en realidad que se tenga una acitud positiva pero sobre todode disfrutar todo y cada uno de los momentos que se presentan. Se dice por ahí que donde menos se espera es que surge la persona, o más bien, que la persona se hace notar. Causalidades o casualidades, es lo mismo, puesto que tanto puede ser patrañas como la persona indicada. Sin embargo, los grandes sueles decir, que eso se siente. Así que, qué se yo, quizás pueda ser un cosquilleo en el estómago, que la vista se nubla, que el corazón da un vuelco, el quedarse sin palabras, o el darse cuenta al conversar con la persona, por su inteligencia, suspicacia o su humor.

Así que, esto es lo único que le sirve de consuelo al alma cuando ha permitido que se le haga daño al enamorarse de la persona equivocada, de dar todo por alguien quien no se dio cuenta, entregarle su corazón a un desconocido, o quizás, de mentirse queriendo crear una historia fantástica. Tiempo es la receta que todo aquel que tiene heridas en el corazón brinda al novato, y al parecer el remedio más efectivo para el olvido. Paciencia es el nombre que la experiencia personificada aconseja para aquel que ha sufrido y espera su recompensa. Cuentos es como los llaman todos aquellos que tienen un corazón roto y no han logrado dejar a un lado el dolor que les fue causado. Misterio es como aplica en mi caso, ya que a pesar de haber tenido experiencias dolorosas, le doy la posibilidad al cuento del amor de ser real... brindando un 50-50.

Un sinfín d momentos por vivir... Instantes que quizás no quiera borrar de mi memoria, detalles que me hagan pensar que esto sí es especial, palabras que me hagan soñar y en un dos por tres me bajen de aquella nube ya era parte de mi propiedad. Habrá muchos "buenos" y ... también muchos finales tristes por vivir.... Seré parte del mundo de las dudas y preguntas sin resolver, de los malentendidos y los no sés.... Ahuyentaré a un puñado, y así llegarán unos cuantos más.... Habrá verdades y mentiras en el camino; ciclos que no cerraron e inclusive hasta pasajes revividos. Todo eso y más es lo que quizás tenga que vivir para que esa persona... me haga sentir que es él. Quizás existan muchas decepciones quizás no. sin embargo, la esperana debe ser siempre el mejor amigo de aquel idealista - como en mi caso - que cree en eso qu la gente de hae tantos años... llamaba amor.