viernes, 27 de marzo de 2009

Para Julieta, el espejo de mi vida

Siendo el cumpleaños de Julieta, no puedo más que hacer un pequeño escrito sobre lo que hemos vivido. Espero que tengas un feliz cumpleaños amiga, y que disfrutes tu aniversario número 20. Te quiero infinitamente, y agradezco el momento en que llegaste a mi vida. Es simple: entre pairos y derivas, por los mares de mi vida, siempre encontraré la forma de tener tu compañía, tu amistad, tu hermandad.



Ella Existió. Claramente, de alguna forma inesperada, llegó a mi vida.

Al principio, la consideraba sólo una chica rara, pero fue el trato, y sobre todo el tiempo, quienes me permitieron encontrar mucho más de aquello que creí. Era mi espejo, mi confidente, mi esencia en otro ser. Encajábamos como almas gemelas, que en su largo recorrido, se encuentran en alguna de las bifurcaciones de aquel pasaje vivido.

Nos detestábamos, nos queríamos, nos admirábamos, nos mirábamos, nos reíamos, nos pensábamos, nos escuchábamos, nos complementábamos. Días y noches sin sueño en la atención de aquellas historias que se formaron, que existieron, que vivimos. Recuerdos gratos a su lado, en los cuales los rituales fotográficos, las risas y los llantos estuvieron presentes. Aventuras ilícitas, con ayuda de algún vehículo, o aquella motocicleta que nos brindó pasajes que no olvidaré. Noches veraniegas en el teléfono, contando el más mínimo detalle de aquel tiempo en que no la veía. Infinidad de escritos, de palabras que trataban de procesar todos esos más íntimos sentimientos frente al monitor, comprendiéndonos perfectamente, con un simple “entiendo” o “es raro que…”. Definí de forma inverosímil, el sentimiento por aquella chica, logrando asignarle el título de mejor amiga.

Pero era más que ello: se convirtió en aquella hermana mayor que no tuve. Con todas esas hazañas, vivencias inmaduras y aventuras inesperadas, me enseñó que vida sólo hay una, y el presente es el mejor amigo de cualquier joven con ansias de vivir, de sentir, de saberse en este mundo. Ella fue, quien le dio un sentido distinto a mi vida, con cada relato revivido, ya fuera de aquella infancia, o experiencias de esa adolescencia, que tanto nos enseñó. Sin embargo, la apertura de aquellos libros, para el completo conocimiento de las escenas más dolorosas, de los pasajes inconteniblemente difíciles, causaron el mayor de los vuelcos en este corazón, brindándole un nuevo color a la vida: aquel rosa-grisáceo que poseía lo muy bello, y también lo muy malo de nuestro viaje sin fronteras.

Hoy día, todavía la escucho. En ocasiones pienso que todo fue un sueño, que existió y que así como llegó, se desvaneció en medio de una neblina que no me permite observar toda esa etapa en su compañía. Pero basta con escuchar al viento, y un susurro en forma de una melodía con sabor a trova, para saber que mi pequeña Julieta, se encuentra a unos pasos, y quizás en su haber, ha dejado unos cuantos aviones en espera, sonriendo y esperando el momento indicado para partir.

viernes, 20 de marzo de 2009

Hoy quiero regalarte...

A veces me gustaría regalarte esos silencios…

Esos silencios que se llevan consigo todo lo que siento,
Esos silencios que terminan en forma de suspiro cada que te veo,
Esos silencios… que se guardan cada frase, cada palabra que quisiera gritar al viento…

Hoy quisiera que escuchases todos ellos,
Que supieras todo aquello que te quiero,
Que llegara el final feliz de ése, mi cuento.

Sólo por una vez en la vida, desearía que lograras entender el peculiar lenguaje de mis pensamientos.

martes, 17 de marzo de 2009

Si tú supieras...

No sé lo que siento en realidad. A veces me cuestiono sobre la forma de sentir algo hacia tu persona. Creo que, en ocasiones puedo afirmar que es algo que cada día crece más, y en otras, un vago pensamiento de tu persona llega a mi vida. Lo que si sé, es que de alguna forma extraña, te has ganado un poco del cariño de este corazón que poco se atreve a sentir. Es inexplicable el modo y la forma en que tomaste un papel principal en la novela de mi vida, pero creo que se siente bien, o al menos, mientras dure.

Quizás ni siquiera te has dado cuenta, pero la realidad, es que en cada mirada, palabra, sonrisa o acercamiento, declaro mi culpabilidad sobre esta emoción que está apoderándose de mi ser. La disfruto, la vivo, la sueño. Analizo cada pasaje vivido a tu lado, rememoro cada detalle de esos labios, de esos ojos, de ese porte tan desenfadado y atractivo a los demás. Quizás sea tu egocentrismo, tu inteligencia o tu forma de ver la vida, no lo sé. Tal vez se trate de aquella ideología que con una conversación abre mis fronteras sin querer. Sé que en esta emoción están integrados tu elocuencia, sagacidad y un poco de aquel desdén que impregnas y haces tuyo.

De cualquier forma, sobre todas estas cualidades y unos tantos defectos que posees, me llevas una ventaja alarmante: no tienes este tipo de sentimientos, o al menos, buscas no encontrarte con ello. De forma que, sería muy extraño tener alguna señal de tu parte, puesto que si existiese algún resquicio, por pequeño que fuera, de cierto sentir hacia mi persona, no lo harías efectivo. Eso si existiera la circunstancia en la que lograras apreciarme como alguien diferente a lo que en mi percepción, observas de mí.

De modo que, no me queda más que contar cada uno de esos momentos al viento, quien con él se lleva cada una de las palabras y emociones causadas a tu lado, para darles fin cuando éste se aleja. Él logra apaciguar mis pesares, y en ocasiones deleita mi oído con melodías que me permiten olvidarte, aunque sea por dos segundos. Se ha involucrado demasiado en este gusto por ti, y ha tratado de que vea que no puedo seguir así. Sin embargo, no causa mucho efecto en mi vida, y entiende que por más que busque la forma de que te borre de mi sistema, no lo lograra.

Creo que por ahora soy feliz así, imaginando mi vida en un mundo paralelo, donde tu presencia sea más especial de lo que ahora, y renueves mis días con cada aliento de tu ser. Imaginar es entonces uno de mis pasatiempos favoritos, pues sueño al chico encantador y vislumbro a su lado, aquella vida tan deseada en la que todo puede suceder.

lunes, 16 de marzo de 2009

Atardecer...

Comenzaba a atardecer. El sol de media tarde, la música del lugar, el efecto del ruido de la gente yendo y viniendo, tuvieron un efecto en mi sensibilidad. De pronto, esa luz tenue pasó a tener un tono vigoroso, con matices en ciertos elementos del panorama. Tal vez serían las vueltas y el mundo visto desde ese juego mecánico, o quizás la forma en que caí en la banca que se convirtió en mi mejor opción para descansar. No sé de qué forma, pero mis ojos comenzaron a observar toda una serie de elementos que en otro estado no hubiera logrado apreciar. La brisa del aire me dio un nuevo aliento, y me permitió contemplar todo aquel paisaje. Los árboles y las flores danzaban al unísono del viento. La hojas caían cada vez en mayor cantidad de los primeros, dando una apariencia de tapete en movimiento. Esa música, que lograba enredar más aquellos pensamientos vagos que cruzaban mi memoria. Ruido… Salía de todos lados, y mientras que de ciertos lugares venía en forma de grito ahogado, en otras tantas se acentuaba como risas o llanto. Y de pronto… Algo me susurró aquel amigo… Cerré los ojos para entender mejor lo que me afirmaba, tratando de que mi mente obstaculizara la entrada de tanto bullicio. Pero no logré entender lo que me decía. Mi mirada comenzó a observar el panorama, como buscando la respuesta, y fue que, de un modo extraño, apareciste frente a mi.

No lograba visualizar si eras tú o no, hasta que diste unos cuantos pasos hacia mi dirección. Fue que tu mirada incierta, y esa forma tan peculiar de sonreír, me hicieron darme cuenta de que efectivamente, en un lugar diferente al más común para encontrarnos, estábamos frente a frente. Mis ganas por dormir y el aburrimiento que me abatía, se terminaron pues la diversión comenzaría con tu llegada. Comenzaste a hablar y cuando me intestaste saludar, salté de un brinco para darte un beso y un abrazo efusivos. Entonces corrí impidiendo que tu plática terminara, tomándote de la mano y buscando el juego más cercano para probar. Tu risa, la mía, y el ajetreo sólo hicieron que termináramos de hablar. Llegamos a la fila, y entonces comenzaste a explicarme por qué habías aceptado ir. Subimos. Estaba nerviosa, era claro, pero de alguna forma tu compañía, como últimamente hace, lograba tranquilizarme. Grité… grité más de lo que esperaba, pero fue entonces que me tomaste de la mano, y todo sentimiento de miedo logró neutralizarse. Así ocurrió unas veces más, cuando probamos nuevas emociones. El vértigo y la adrenalina, se hicieron parte del día. Ya habiendo experimentado el temor y la emoción, dimos paso a una charla por el lugar. Había anochecido y de alguna forma, personajes que sólo se observaban en las tiras cómicas, pasaban a nuestro lado y todo el parque brillaba con intensidad. Recorrimos por un buen rato aquellos caminos, mientras la conversación tocaba temas de triviales a interesantes, todo en un orden aleatorio. Pero ya era tarde, la noche había caído sobre nosotros. No sabía cuánto tiempo podrías seguir ahí, y yo también tenía que partir, de modo que la entrada fue nuestra última escala. Te despediste, sonriendo y diciendo que esperabas se volviera a repetir. Te miré a los ojos agradeciendo, y un beso en tu mejilla terminó con aquel pasaje increíble.

Una nueva canción comenzó a tocar. Era una pieza de hace algunos ayeres, la cual parecía tener toques parisinos. Las amapolas y los árboles seguían bailando al compás del viento aquel, que logró deleitarme con un bello pensamiento. Mis ojos lograron apreciar aquel juego de luces que la tarde lograba brindar, reflejándolas en cada uno de los elementos que estaban frente a mi. El bullicio apareció mágicamente, y fue entonces que una voz conocida, logró hacerme volver a este mundo y regresar a mi hogar.

martes, 10 de marzo de 2009

Sutil extrañeza...

Quiero descifrarte, y aún me falta mucho. Por más que
lo intente, un pequeño detalle sale a relucir, y pareciera
entonces que me falta tanto por conocer de aquella marea
de secretos, de sueños y pensamientos…

Quisiera encontrarte, ver de frente lo que
eres, entender
el gran misterio que llevas en tu ser… el que personificas
con esa mirada que se clava en mi piel, con esa carcajada
que sueltas por doquier…

Me gustaría predecir lo que tienes, lo que sientes, lo que

vives… aunque eso le quitaría la magia que día a días creas
en mi presencia…

Y es que eres tan únicamente extraño… Una extrañeza que

me deslumbra, que embriaga el alma. Una extrañeza….
Profunda y sincera, que me hace encontrar lo extrañamente
normal en ti…

Sutil extrañeza… Tan cálida y ferviente que traspasa la fibra

más honda de mi ser…

domingo, 1 de marzo de 2009

En el viaje...

Creyó haber aprendido la lección. Sin embargo, la vida es difícil, y en todo el trayecto, suceden eventos que hacen caer, levantarse o mantenerse a flote. No estaba del todo segura en vivir nuevamente sensaciones que le permitieran llegar al punto de amar, pues una parte de ella lo quería, mientras la otra gritaba a todo momento que ya era suficiente. El destino, de alguna forma, tendría que jugar a su favor en algún momento, aunque no tenía idea cuándo llegaría. Hoy, sin embargo, trataría de encontrar su ruta; aquella que le diera el valor necesario para levantarse y seguir adelante, paso a paso, hasta el final del sueño tan anhelado.