miércoles, 31 de diciembre de 2008

Tu niña

Creo que... inclusive en mi senectud, me encantaría seguir siendo tu niña. Y es que, finalmente, con el cariño que implantas a la palabra al llamarme así, la definición toma un tono peculiar, dándole un sabor a confidencialidad que me permite sentirme especial.

No sé de qué forma, no sé cómo lo logras, sin embargo, el escuchar de tus labios una frase donde venga incluído el epíteto mencionado, provoca una sensación desconocida en mi pecho. Es como si, todo aquello que conociera, se esfumara para dar paso a un mundo nuevo en el que tengo que vivir emociones y sentimientos jamás antes experimentados.

Y es entonces que puedo ser tu niña en los buenos días, tu niña en el trabajo, tu niña en aquel atardecer que parece pintado sobre un lienzo; puedo ser la niña de tus ojos, la niña que te oberva atentamente en cualquier acción tuya; soy ésa niña a quien das un dulce beso antes de dormir, o de la que te despides con un abrazo de oso al partir. Puedo ser esa niña tuya, que al mirarte fijamente, te roba esa sonrisa que me hechiza. Aquella niña, que busca protección bajo tus brazos, o quizás, la niña que logra desvanecer hasta el más ferviente enojo, con una simple sonrisa con cierto aire a arrepentimiento mezclado con vergüenza. Ella, quien escucha tus historias cual si fueran cuentos de hadas; la que con su canto impregna tu alma de amor.

Sí, yo podría ser tu niña, hoy, mañana y pasado; yo sería la más feliz si desde el día en que me llamaste de ese modo, gozara de la dicha de seguir teniendo el título en mi posesión por años y años. Qué más quisiera yo, que joven, madre, mujer madura y aún anciana, ingiriera sorbo a sorbo todas y cada una de aquellas gotas de ternura en tu voz, al pronunciar aquellas cuatro letras, en una sola palabra, que describen al ser que brindó un espacio de luz que quizás, sólo ella, tu niña... puede poseer.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Tarareando...

Una canción. Aquella pieza musical dándonos la posiblidad de unir nuestras voces en una sola, de fusionar esos vibatos en uno, volviéndolo homogéneo, dando la apariencia de ser sólo una voz que entona esa canción.

Es así, que con tu voz, qe con la mía, un mundo nuevo se origina. Mientras canto.... Aquellos grandes ojos fijos se clavan en mi como dos anclas, las cuales impiden moverme de lugar. Es esa mirada la que me cohíbe y de pronto mi voz se detiene. Suplicas que siga y eso trato. Nuevamente... "una canción, para ti, para mi..." En realidad, es que me gustaría tanto dedicarte aquella canción... y no sólo esa sino todas las que transmiten el mensaje del amor... De ponto...supiras... muto y los dos apreciamos el sonido del silencio.... Tan tranquilo, complaciente y agradable... y es entonces que:

- "...Y es que ya no me acordaba, corazón; que me gusta tu mirada tanto, amor"

Siento que sueño, que todo aquello no es cierto, que tú no estás frente a mi, cantándome, acercándote, deleitando mi oído y llegando hasta la fibra más profunda de mi ser. Fue gracias a todo ese pasado, que hoy me cantas, que hoy me dices en tiernos susurros toda esa vida que soñé.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Tuve un sueño

Anoché soñé contigo. Eso, o que quizás son tantas mis ansías de saberte, que llegó el punto en que mi imaginación se cruzó con la realidad y pensé de tanto desearlo, que había tenido un sueño en el que estabas presente.

Extraño tus manos. Esas manos grandes y varoniles que eran buenas en esos días de estrés, pues todo el sentimiento de cansancio se desmoronaba teniendo un masaje de aquellas manos mágicas - como me gusta llamarlas - que me aliviaban de ataques de neurosis y permitían que consumiera menos sustancias de colillas de cigarro. Sin embargo, esas manos no eran sólo las encargadas de los masajes reconfortantes, sino de todas las travesuras donde la víctima era mi cabello; aquellos jugueteos donde éste era el protagonista y al final tenía que rehacer el peinado del día por esas manos culpables de mi falta de aliño. Esas manos, que me demostraban tu afecto con una pequeña caricia en mi rodilla, que me dieron ánimos de aliento con tus peculiares palmaditas en mi espalda, que me inspiraban a dar todo de mi con ésos tus apretones dulces, o que simplemente, aguardaron el momento más preciso, para lograr evitar que aquellas lágrimas de dolor resbalaran sobre mis mejillas, acariciando una a una éstas, tomando mi rostro tiernamente y tratando de limpiar toda evidencia de las cicatrices de mi alma.

Sin embargo, no sé si extrañe más tus manos o aquellos ojos que me incitaban a decirte el más íntimo secreto de mi persona. Esa mirada que me permitía convertirte en mi mayor confidente con el mínimo esfuerzo, la que me reprendía con sólo voltear cuando te hablaba del momento imperfecto, o sentirme aliviada al ver que aquellas pestañas iban de arriba a abajo dando sentido de aprobación ante mi relato, la cual con un simple y coqueto guiño de su parte, lograba hacerse poseedora de alguna demostración de felicidad de mi parte al recibir la sonrisa más sincera. Sin saberlo, ese par de ojos tuvo la ocasión de ver algunos de los momentos más dolorosos y nublarse por instantes ante tales situaciones; al mismo tiempo, de vivir experiencias dichosas que lograban disminuir el tamaño de aquella mirada, pero a su vez, implantaban cierto aire de felicidad que con el brillo de tus pupilas me parecía verosímil. Ciertamente es que, extraño aquellos hermosos ojos, esas ventanas de tu alma que me permitían sentirme por un pequeño instante - al momento en que me brindabas una cálida mirada - en ese lugar recóndito el cual es tu máxima posesión.

O quizás sea la sonrisa. Aquella perfecta cavidad de tu rostro que me permitía encontrar en ti al ser más elocuente al hablar. Esa linda y atractiva acusada que lograba tener efectos impredecibles sobre mi voluntad, que le permitía un aire fresco y con cierta picardía a tu semblante, que me hacía creer en ocasiones que todo sentimiento de esperanza en proceso de extinción debía regresar, seguir firme. No sé bien que logró en mi de forma integral, pero puedo decir, que esta compañera tuya fue la causa de muchos de mis dolores de estómago al tener ataques de mil y un carcajadas con todas y cada una de las ocurrencias pertenecientes a tu persona. Sin embargo, es memoria fiel en mi viaje por aquel mar conocido como añoranza, que me hace querer regresar esos días, en los que con una sonrisa hacías mi día.

De forma que, pueden ser tus manos, tus ojos o aquella sonrisa las culpables de mi nostalgia. La realidad es, que da lo mismo si es una u otra la verdadera responsable, el hecho es que, aunque un elemento tenga más efecto que otro, me haces falta. Es verdad que ahora quisiera gozar de aquella tierna mirada que me demuestre su afecto, quisiera encontrar esa sonrisa sincera que preceda el beso lleno de cariño, y que finalmente, sean esas manos mágicas, las que me brinden el sentido de protección al ser las iniciadoras del abrazo que detengan el mundo congelando esa bella escena.

Anoche... Anoche sólo tuve un sueño en el que estabas frente a mi, observándome con tus lindos ojos color café, abrazándome y dándome un beso lleno de amor.

Sólo pasa en las películas

Después de observar tres veces la clásica comedia romántica de forma consecutiva, pero en diferentes lugares y circunstancias, me fue necesario plasmar todo aquello que experimentó mi cuerpo al observarlas. Pues bien, puedo decir, que a pesar de que conozco de pe a pa aquel guión barato hollywoodense, debo aceptar que la idea de encontrar al amor de tu vida en donde menos lo esperas es más que romántico, y por tanto, más que apto para mi.

Sí. Lo sé. Puedo pensar que todo aquello es cuestión de fantasía y nada más, sin embargo, una parte de mi quiere seguir creyendo que cuando menos lo espere pasará. Bien dicen que la esperanza muere al final. Pero, lo que sé, y bien sabido, es que aunque acepte mi realidad, entienda razones y porqués, siempre existe esa pequeña parte de mi ser, o tal vez enorme, que en esos días de tristeza-sin-razón, aceptaría un abrazo o un beso de LA persona, un "todo está bien" de sus labios, o quizás, sólo un "te quiero" salva el momento. A veces, el simple hecho de que esté o exista la persona que tenga alguna atención, nos hace especiales.

Es simple. Para mi, la naturaleza del hombre se basa en eso. Por más que alguien diga o afirme que le chocan las muesras de cariño, el recibirlas les trasnmite cariño, que los hace sentir especiales, y eso, es más que suficiente para hacerle el día. En estos últimos días, recibí algunas de esas muestras "no esperadas" que son las que tienen un poco más de fuerza en la propia persona, y el ser parte de aquéllo me llenó de una dicha inigualable, ya que, para mi, relizar ese tipo de muestras es espontáneo, sin embargo el recibirlas, es impredecible.

Pero, a pesar de que me sepa el cuento de pe a pa, y que aún así espere con ansías que el príncipe (o vampiro después de ver crepúsculo =P) llegue a mi vida, me es imposible dejar de aflorar mi lado irónico en alguna u otra escena que de verdad pueda parecerme sosa, dándole un poco de diversión a mi persona y lograr reír hasta en esos momentos donde lo que más se desea, es llorar.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Sigo siendo una niña

En ocasiones recuerdo mis momentos de infante. Era muy agradable el tener la vida de alguna forma arreglada y vivir sin preocupaciones. Recerdo también, cuando mis padres y familiares mayores, entre pláticas incurrían en aquella frase que no entendía: "quién fuera niño". El sentimiento con el cual lo expresaban, me resultaba hasta de miedo, ya que eso sólo significaba que al crecer, iba a perder gran cantidad de privilegios de niña. Creía, por alguna extraña razón, que se iban a terminar los juegos y las risas, el querer saber los porqués, la imaginación, la ferviente creencia en los cuentos de hadas, los lloriqueos o temores, y que las ilusiones terminarían para dar paso a la etapa adulta. Ahora que lo soy, técnicamente hablando, ya que ni siquiera credencial de elector poseo (felicidades a la mujer responsable y ciudadana leal que al año y tantos meses de tener edad de sacar la ife no lo ha hecho), puedo decir que, es bien cierto y no lo puedo negar, que uno como niño termina olvidando muchos pendientes y quizás sus preocupaciones sean menores, pero incluso a mí, una preocupación que venía desde mi infancia (y que si no), tuvo efecto hasta hace poco que decidí bastaba de todo ello.

De modo que, quizás la niñez sea una etapa de las más bonitas de la vida, sin embargo, el hecho de ser una adulta, no ha sido la causa de que todo aquello que temía perder se esfumara en un dos por tres. De hecho, puedo afirmar que sigo siendo una de esas personas que el día que le antoja, está como loca muriéndose de la risa, "como aquella niña que estaba frente al televisor" tal cual afirma mi mamá cada que veo los simpson... En el caso de los juegos, siempre son bien recibidos. Este fin de semana, por ejemplo, me di a la tarea de juga fut-beis con mis primas dándoles la famosa "chance" de ganar, y obviamente permitiéndome no sentir tanto los estragos de las cervezas que me había tomado. Sobre el fin de querer saber los porqués, no me ha llegado, ya que mi lado curioso aflora cada que no entiendo la situación o un ALGO y entonces... intento descubrirlo. La imaginación... creo que incrementó. Es quizás extraño, pero tal vez también tiene que ver con el no querer dejar a un lado mi niña interior, y sigo absorbiendo historias fantásticas de seres irreales que despiertan mi espíritu creativo. Sobre las historias encantadas, creo que no tengo porqué decirlo, pero el que lea esto y me conoce, entiende al derecho y al revés que son mi credo, y que, para mal o para bien, tego la esperanza de en algún momento encontrar a mi príncipe azul. En referente a los lloriqueos y temores, me he dado cuenta que me lado sensible nunca se irá. Es difícil explicarlo, pero soy de esas personas que todo les conmueve, y en más de una ocasión se suelta al llanto; con los temores, es algo similar, pues de niña pensaba que los adultos no cargan con esas cosas, pero al crecer contemplo una realidad distinta, en la que quizás no hay temores a la oscuridad, pero si al hecho de lo que ocurrirá con mi futuro, entre otros miedos de mayor o menos importancia. Y finalmente, el que las ilusiones se perdieran, no sucedió. Todo lo contrario. En mi camino me he topado con eventos afortunados y otros más que quizás no me gustaría volver a vivir, pero que de cualquier modo, no han sido causa de que todo ello que anhelo, sueño o deseo, se esfume. El motor de vida se basa en aquellas experiencias de vida que me permiten buscar todo lo que quizás suene inalcanzable, pero que mi ser intentará lograr.

Lo sé. Quizás soy mucho corazón. Quizás sigo siendo aquella niña de hace algunos ayeres que no ha perdido la inocencia y espontaneidad en su vida, la ingenuidad de pensar que el mundo es color rosa. Y tal vez es así. A lo mejor, sigo siendo la misma Raquel a la que le gustan las estrellas y el color azul. Pero si dejar de hacerlo, significa borrar toda mi esperanza en este mundo, la capacidad de creer en las personas, mi gusto por conocer, el disfrute de lo ordinario, la alegría que encuentro en el más mínimo detalle, la capacidad de asombro ante las circunstancias o experiencias, el goce de cada momento, las cursilerías, risas, ilusiones o temores; entonces prefiero seguir siendo una niña que vive en su cuento de hadas y desea encontrar en el transcurso de su ruta, aquel anhelado final feliz.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Viajando mentalmente

Mientras conversaba con Lego, nuestra imaginación voló hasta el punto de vernos en Oaxaca. Gracias a esto, fue que logré darle rienda suelta a la creatividad, para vislumbrar aquel viaje que en algún momento, espero realicemos. Es sólo un pequeño esbozo de lo que me gustaría vivir. Nuevamente, muchas gracias flaco, por permitirme estos momentos de inspiración.

Finalmente llegamos a Oaxaca. Encontramos ese pequeño parque del que hablabas. Logramos ser partícipes de toda la algarabía del mercado, reconocimos la realidad de aquellos infantes en sus tiernos rostros, y mientras recorrimos la ruta para llegar a las localidades más alejadas, conversamos con el chófer del taxi aquél, el cual nos contó unas cuantas aventuras de sus “buenos tiempos”. Todavía no sé en qué momento acepté la propuesta, sin embargo, debo afirmar que me conmovió todo aquello que en mi burbuja rosada, era inexistente. Pero esta conmoción me perturbó hasta el alma. Y es que ¿sabes? Aunque me duela aceptarlo, es increíble el efecto que los sentimientos encontrados tienen sobre mi ser. Aún pienso que tuvimos que haber aceptado la cortesía de aquella indígena al intentar darnos un "tour" por el lugar. Pero con tu zapoteco escueto, y mi poca experiencia en esto, ni cómo decir que sí. No creo que tuviese intenciones de alevosía; lo único que hace - a mi parecer - es ganarse la vida. Me encantó indudablemente presenciar la Guelaguetza, y mientras dimos una vuelta por el centro, apreciar las exposiciones que en ese momento se presentaban. Aceptaré que adoré el pozahuanco que me regalaste, pero lo que más me gustó de ello es que preferimos el que la niña bordó con sumo empeño, cuidado y amor. El alebrije aquel, que nos regaló aquella pareja triqui, se ha convertido en el elemento favorito de mi habitación. Agradezco que me permitieses quedarme con esta posesión, fue algo muy especial. Aunque, siendo completamente sincera, lo que más añoro es la risa de los niños tzotziles que conocimos, y todos esos momentos que me encantaría poderlos haber congelado y guardar en el baúl de los recuerdos. Las fotos, creo, son el único recuerdo tangible de toda esa maravillosa experiencia que me permitiste vivir. Desde el fondo de mi alma, puedo decir que guardaré todos aquellos recuerdos lejanos en mi memoria, pero sobre todo, en mi corazón. Mi espíritu viajero aguardará la nueva aventura, con el anhelo y entusiasmo de tener nuevas vivencias, que me den la oportunidad de no sentirme ciega en este mundo, abriendo mis horizontes y mi ser. Supongo esto es lo más remunerativo de la vida: estar al lado del camino, contemplando nuestra inherente realidad.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Mi gusto es...

Dedicado a esa persona que es y seguirá siendo una de las ramas más
fuertes de mi árbol... Infinitas gracias Lego. Con mucho cariño.

:: Me gusta encontrarte...
aunque tenga infinidad de cosas por hacer
:: Me gusta saberte...
ya que me encuentro repentinamente en otro canal a tu lado
:: Me gusta platicarte...
pues sé de antemano que me entiendes
:: Me gusta pensar...
por eso es bueno una charla a tu lado
:: Me gustan los momentos espontáneos...
porque puedo conocer más sobre ti
:: Me gusta que no estés aquí...
porque cuando te veo hay mucho que contar
:: Me gusta saber de ti...
porque así logro descifrar el gran misterio que eres
:: Me gusta que aborrezcas muchas cosas...
ya que son las mismas que no me gustan
:: Me gusta dejar las trivialidades contigo....
ya que entiendes temas de relevancia
:: Me gusta nuestra confianza...
ya que nos permite un vínculo más fuerte
:: Me gusta nuestro orgullo...
puesto que nos incita una postura propia
:: Me gusta cuando te pones serio...
porque encuentro un buen escucha
:: Me gusta la enredadera de tus sentimientos...
porque así no me siento sola en mi camino
:: Me gusta tu simpleza...
ya que en los momentos difíciles me robas una sonrisa
:: Me gusta tu música...
pues me hace tener un panorama más amplio al disfrutarla
:: Me gusta tu ideología...
pues compartimos mucha parte de ésta
:: Me gusta que me compartas tus experiencias...
pues ayudas al crecimiento de mi vida
:: Me gusta que me llames loca...
porque sabes que tú eres de la misma forma
:: Me gusta que me tengas atención...
ya que puedo compartirte mi mundo
:: Me gusta que me invites...
pues eso muestra tu lado galante
:: Me gusta que suspires...
porque de la misma forma lo hago yo
:: Me gusta que tiembles...
ya que reconozco tu lado sensible
:: Me gusta que grites...
porque encuentro la efusividad en tu persona
:: Me gusta que calles...
porque es señal de que gané en la conversación
:: Me gusta que viajes...
puesto que al regresar, sinfín de aventuras tendré que escuchar
:: Me gusta que preguntes...
porque así sé que te importa mi opinión
:: Me gusta que cuestiones...
puesto que me haces buscar la mejor respuesta
:: Me gusta que dudes...
ya que eso es prueba fiel de que me conoces
:: Me gusta que carbures...
y no tengas que hacer el mínimo esfuerzo porque ocurra
:: Me gusta que recordemos...
de esa forma me traslado a uno de mis mejores tiempos
:: Me gusta que deliremos...
ya que reconozco a tu otro yo como un acierto
:: Me gusta tu visión del mundo...
ya que coincide en gran parte con la mía
:: Me gustan tus malos chistes...
ya que son los únicos que logro recordar siempre
:: Me gusta tu elocuencia...
ya que conmueves a la niña que llevo dentro
:: Me gusta tu zozobra....
ya que así intento navegar en ese mar de aflicción
:: Me gusta tu generosidad...
ya que me haces pensar que este mundo puede ser mejor
:: Me gusta tu amabilidad...
porque reconozco el sentido humano en cada acción tuya
:: Me gusta tu dramatismo...
porque no logra tener el efecto que esperas en mí
:: Me gusta tu madurez...
pues así encontré a lo que hoy día te define
:: Me gusta tu sensatez...
que hace gala de aparación cuando menos lo espero
:: Me gusta tu idealismo...
pues es la manera en que me gusta vivir
:: Me gusta tu escepticismo...
porque busco la manera de hacerte confiar
:: Me gusta tu egocentrimo...
ya que me permites exaltar tu defectos
:: Me gusta tu sarcasmo...
ya que contiene el mismo idioma que hablo
:: Me gusta aconsejarte...
ya que me hace pensar que puedo tener efecto en ti
:: Me gusta chantajearte…
pues me haces sentir especial cuando cedes
:: Me gusta irritarte…
ya que me es divertido buscar tu enojo
:: Me gusta abrazarte…
ya que me siento bajo tu cuidado y cariño
:: Me gusta sonsacarte…
porque descubro mucho más sin que lo notes
:: Me gusta retarte…
ya que siempre das lo mejor de ti
:: Me gusta escucharte…
porque me doy cuenta que te conozco bien

Pero sinceramente, lo que más me gusta, es que seas
una hoja de mi árbol... porque sin quererlo, has mutado
a una rama de las más fuertes.