lunes, 1 de marzo de 2010

Aire bohemio

Una noche bohemia en compañía de tu voz serena, gentil. La guitarra siendo el elemento clave en la atmósfera musical a tu lado. Comienzas con un acorde desconocido, que se convierte en una melodía que reconozco de aquella infancia que viví lejos de aquí. Entonamos a una voz cada verso, cada estrofa de ese vago recuerdo, de esa parte de fantasmas del ayer que volvimos propias al disfrutar ocasión tras ocasión de aquella pieza musical al punto de volverla nuestra y conocerla de inicio a fin; en cada nota agregando uno de los instantes que fueron vividos en su presencia. El sol lentamente brindando un aspecto pacificador a la estancia, penetrando cada rincón de la alcoba y dibujando figuras rosáceas y naranjas que atraviesan por la ventana que muestra el atardecer más bello que había observado, contigo a mi lado. La volátil necesidad de cambio de clima repercute en una frescura instantánea del viento. Mi piel delata la impredecible situación erizando cada vello que recorre mis brazos. Intento imaginarme que la cusa es el reciente frío que transmite el aire, aunque una parte de mi confiesa que estar observando esos ojos castaños y tristes, mientras mi corazón se acelera cuando cantas para mi, es la razón verdadera de las reacciones físicas de mi ser. No lo sé, Pareciera lograr percibirse cierto aroma romántico en el etéreo ambiente. Pareciera que aquella impaciencia del corazón ha llegado a su fin. Encontrar el reflejo de mis sueños en tus palabras se ha convertido en el nuevo veneno para mis sentidos. Por ahora, me hace feliz disfrutarlo.