martes, 1 de diciembre de 2009

Hermosa decepción

Te vi. Logré visualizar cada detalle, cada mínima expresión de ese rostro. Alegué incansablemente que se trataba de ti y nada más de ti. Luché por aferrarme a esa idea, a esa ilógica ilusión. Dejé a un lado principios y normas, pues no importaba, al saberte aquí… al sentirte cada milésima de segundo, cada momento… sólo junto a ti. Estar a tu lado bastaba, sólo eso era esencial. Escuchar esa risa, reflejarme en esa mirada, encontrar mi lugar preferido en esos brazos, alucinar con esos… tus besos callados. Presencié una historia, una que nunca ocurriría, una frágil fantasía. Embriagué mi alma de esa sensación que los demás llaman amor, me dejé envolver por su melodiosa voz, por los susurros persuasivos que me invitaban a soñar. Lo que ocurrió después, es que no ocurrió nada. Se trató simplemente de una historia más de cuentos de hadas, en la que la ausencia de príncipe encantador, impidió el maravilloso final feliz.

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