viernes, 11 de diciembre de 2009

¿Bailamos?

Hoy lo que más quise fue tenerte cerca. Me encontré de pronto en un mundo donde la danza era el lenguaje en el que los humanos se comunicaban, en un hábitat que era desconocido para mi sin tu presencia. Y es que añoré cada paso, cada mirada, cada abrazo y esa unión de palmas entrelazando aquellos dedos… Deseé tanto ese momento. Sin embargo, ahí me encontraba, disfrutando de la algarabía que el lugar presentaba, de los viejos amigos, de los nuevos personajes en mi historia… y sin ti. Quise llamarte, decirte que hoy más que nunca me habías hecho falta, que anhelé un beso tuyo en mi mejilla, una caricia en mi rostro, un abrazo a mi medida, un te quiero de esos labios que tanto me fascinan y una dulce y tierna mirada en la que tus pupilas te delataran. Y fue entonces que quise tanto un baile contigo, en el que cada movimiento fuese el indicado, en el que me llevaras de una forma gentil, y que jamás despegaras esos ojos de mi. Esperé reír y tropezar contigo, sentir un vacío en mis entrañas cuando me tomaras por la cintura, y ese escalofrío en mi piel cuando sintiera tu aliento sobre mi cuello. Puedo jurar que sentí el ritmo y la gracia con la que me guiabas con tanto esmero y cariño. En ese momento recordé que jamás habías dicho “¿quieres bailar conmigo?”

Sin embargo, tengo la esperanza de que mañana al despertar recuerde el último momento de nuestro esperado vals…

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