lunes, 9 de febrero de 2009

Un espacio de luz...


Es curioso. Quizás no sea el pensamiento que a todo momento embarga mi alma, sin embargo, cuando se apropia de ella, se siente bien. No sé porqué, la realidad es esa, pero puedo afirmar que cada que tengo un pequeño momento a su lado, mi vida toma espontáneamente otro color. No puedo decir que es efecto de algún sentimiento en mi interior, porque ni siquiera puedo declarar que exista, sin embargo, el tener buenas charlas a su lado mantiene mi lado positivo en su máximo. No le he adjudicado una canción, o relacionado con algún otro elemento que lo haga presente en mis días, y de alguna forma, llega inesperadamente. En términos generales, podría compararlo con aquel primer rayo de luz que entra por la ventana; tal vez no está presente todo el día, pero siendo el primero mantene su efecto en cierta parte del mismo, y cuando lo hace, reconforta de sobremanera.

Entonces podré llamarlo mi primer rayo de luz. Ese auténtico e indescriptible que sin saberlo, causa tanto en mi ser. No sé por cuánto tiempo lo logrará, pero estoy segura que el tiempo que perdure traerá con él más de lo que imagino. Será era lucecita, que para bien o mal, me hará recordar que la vida es sólo una, y que de ella hay que aprovechar todo lo que nos otorga, que los buenos y malos momentos ocurren por algo, y que en algún momento, sin tener idea la fecha y lugar precisas, algo muy bueno ocurrirá.

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