El sentimentalismo se apoderó de mi cuando sin buscarlo me topé con algunos recuerdos tangibles de aquella etapa que marcó mi vida. Dedicado a todas esas personas que fueron parte de este pasaje de mi novela, y un agradecimiento en especial a las que dejaron una huella imborrable en ella.
Aún recuerdo aquellas risas provenientes de nuestro lugar de almuerzo. Inmensas y ruidosas carcajadas que amenizaban la charla y mañanas del receso. No se escapan, claro está, esos juegos de pelota en lugares prohibidos y a horas indebidas personificados por buenos amigos. La hora para llegar a casa siempre podia ser aplazada por el entrenamiento de fútbol apreciado cada tarde, y cuando había juego mucho mejor, pues la encargada de la porra era indispensable. Confesiones públicas y privadas por aquellos pasillos en los que quedaron plasmados infinidad de secretos y ocurrencias. No podrían faltar las escapadas de algunas clases para tomar una siesta o ir a desayunar con los "cuates". Que si me gusta, que si no... el amor platónico hizo gala de aparición. Los recaditos, las cartas, los detalles y obsequios en el cumpleaños. Los juegos y las risas... los llantos y quebrantos compartidos hacia aquellos compañeros que en el transcurso llegaron a convertirse en hermanos. Lugares que se volvieron clave para las declaraciones, discusiones, reconciliaciones y finales. Espacios que absorbieron la esencia de aquellas almas, que fueron víctimas de la experimentación de nuevas sensaciones y emociones. Sinfín de aventuras vividas con los personajes que se volvieron los estelares de la historia, aprendizajes proporcionados en el momento menos indicado, tanto por pequeños y mayores. Nuevas experiencias y malas acciones; todas con la esencia de la mente joven. Drama, misterio y corazón. El primer amor y lo que el viento trajo con él. Compartir las dichas, consolar aflicciones y apoyar en los problemas buscando soluciones. Canciones entonadas a una sola voz, con ese aire despreocupado que tanto solía agradar. Escenas... tan emotivas escenas al apreciar cada mini filme creado, cada cartel firmado, cada ritual fotográfico. Relatos donde la cordura y necedad tomaron el papel principal. Y al pasar de todo, el tan indeseado final. Decir adios a la vida que esas paredes creó. Expresar de mil y un maneras el afecto por quienes estaban por partir. Tratar de implantar en aquellos seres un poco del destello propio, siendo todo este proceso una mutua aportación de luz. Es de esta forma, que el levantar las copas y brindar por lo que fue, pero sobre todo por lo que habría de suceder, fue la escena final de aquella magnífica etapa que por siempre guardaré en mi ser.
Gallery Of Flowers Wilson Nc
Hace 1 año
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